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16/07/2012
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La prevención, fundamental para evitar toxiinfecciones alimentarias en verano
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La Junta quiere transmitir a los castellanos leoneses que el conocimiento y la aplicación correcta de las buenas prácticas que eviten la contaminación, no solo en establecimientos e industrias alimentarias, sino en los hogares, es garantía primordial de los mayores índices de seguridad alimentaria.
Castilla y León registró a lo largo de 2011 un total de 59 brotes epidemiológicos, según se desprende del balance desarrollado por el Servicio de Epidemiología de la Dirección General de Salud Pública de la Junta.
De los 59 episodios notificados, cerca del 55 % tuvo su causa en enfermedades de transmisión a través de alimentos o agua, mientras que las gastroenteritis agudas de origen no alimentario protagonizaron casi el 10 % de los brotes notificados; el resto quedan enmarcados en los de variada etiología.
El número de toxiinfecciones de origen alimentario o hídrico en 2011 experimentó una importante reducción de casi el 50 % respecto a los registros del ejercicio anterior, con 39 el año pasado frente a 47 en 2010; en cuanto a los afectados, estos fueron 373 en 2011, por 787 en 2010, y 26 hospitalizados el año pasado por 51 el anterior.
Salmonella en el 30 % de los brotes
La llegada del verano y de las altas temperaturas obliga a extremar la precaución ente las toxiinfecciones de origen alimentario o hídrico, principalmente las causadas por la salmonella, que en 2011 estaba presente en casi el 30 % de los brotes.
Aunque la Junta de Castilla y León desarrolla a lo largo de todo el año la actividad de control oficial en los establecimientos e industrias alimentarias de la Comunidad, con el fin de mantener un elevado nivel de seguridad en los alimentos, no se puede olvidar que, en un destacado porcentaje, las enfermedades transmitidas por alimentos tienen su origen en su incorrecta preparación y conservación en los propios hogares.
El conocimiento general y la aplicación correcta de las buenas prácticas que eviten la contaminación por salmonella en establecimientos e industrias y en los hogares es garantía primordial de los mayores índices de seguridad alimentaria, por lo que es bueno recordar y difundir los consejos y las actitudes a adoptar para lograr una mayor seguridad alimentaria.
Con respecto a los hábitos para la compra, las carnes, los pescados y los productos de repostería deben estar refrigerados o congelados; hay que rechazar los huevos que no estén etiquetados y los que no lleven fecha de consumo preferente, y tampoco hay que admitir los que estén rotos o sucios; y en bares, cafeterías y restaurantes, evitar alimentos elaborados que, precisando de refrigeración, estén expuestos a temperatura ambiente.
En cuanto al almacenamiento racional de los alimentos, se deben refrigerar carnes, pescados y mariscos lo antes posible tras la compra; evitar que carnes y pescados escurran sobre otros alimentos que vayan a ser consumidos en crudo; los huevos no hay que lavarlos, ya que la humedad favorece la penetración de la salmonella en su interior.
Asimismo, hay que ser exigentes en la higiene personal: los niños han de lavarse las manos con agua caliente y jabón, sobre todo después de jugar con sus mascotas, y siempre antes de comer; y hay que comprobar que las superficies, recipientes y utensilios en contacto con los alimentos estén limpios antes y, sobre todo, después de cada uso.
Se deben extremar las precauciones al preparar la comida: no romper el huevo en el borde de recipientes donde vayan a ser batidos y empleé el recipiente únicamente para esta operación; no separar las claras de las yemas con la propia cáscara del huevo; cuajar bien las tortillas; para preservar o conservar la tortilla no utilizar el mismo plato con el que la ha dado la vuelta; preparar las mayonesas con la máxima higiene; descongelar carne y pescados en recipientes cerrados en el frigorífico; y cocinar suficientemente los mariscos adquiridos vivos.
Otro de los aspectos a tener en cuenta es la conservación de la comida preparada adecuadamente: no se deben poner en contacto los alimentos crudos con la comida preparada; hay que utilizar recipientes herméticos para guardar y mantener refrigera la comida; conservar en el frigorífico los alimentos cocinados y las sobras de comida hasta su próxima utilización; consumir o eliminar cualquier mayonesa o salsa casera tras su elaboración y, en el caso de que se trate de productos elaborados industrialmente, debe de mantenerse en el frigorífico una vez iniciado su consumo; conservar siempre en frío pasteles, natillas y salsas, y consumirlas en las 24 horas siguientes a su elaboración; y, en excursiones y salidas fuera de los domicilios, no hay que dejar nunca los alimentos preparados al sol o en el interior de los vehículos y sí en neveras portátiles.
Hay que ser prudente a la hora de consumir alimentos, evitar comer huevos crudos o alimentos poco cocinados que contengan huevos crudos; no tomar carnes insuficientemente cocinadas, especialmente si son de ave; y no consumir leche cruda.
Intensificación de controles oficiales para garantizar la seguridad alimentaria
Además de la divulgación y la información ciudadana preventiva de estos consejos, la labor de la Junta de Castilla y León para garantizar los más altos estándares de seguridad alimentaria se extiende a lo largo de todo el año, pero con especial atención durante los meses de verano, que es cuando se concentran los brotes.
Sanidad intensifica el control oficial que sus servicios territoriales llevan a cabo en todas las provincias de Castilla y León, tanto en origen de industrias con mayor riesgo como en establecimientos de hostelería y de restauración, y otros con comedores colectivos con cocina.
El 'Programa 2012 de control oficial de salud pública' tiene, precisamente, como uno de sus ejes vertebradores el referido al área de seguridad alimentaria, en el que la Junta apuesta por la comprobación de que se cumplan todos los procedimientos que permitan asegurar un elevado nivel de protección de la salud de los ciudadanos en todas las etapas de la cadena alimentaria.
Entre las acciones que se contemplan y se desarrollan están la vigilancia y la inspección continua en los 146 mataderos existentes en Castilla y León durante sus períodos de funcionamiento; la realización de más de 150.000 controles sobre unos 50.000 establecimientos e industrias alimentarias previstos; y de otras 25.000 inspecciones más, referidas al control permanente, a través del cual se mantiene la vigilancia de la cadena alimentaria fuera de los horarios administrativos habituales o con el fin de atender situaciones de necesidad o urgencia.
Toxiinfecciones no alimentarias
El balance de 2011 de brotes epidémicos que ha elaborado Sanidad se completa con aquellos que tienen un origen no alimentario o una etiología diversa. Los primeros han sido once -uno más que en 2010- y los segundos, dieciséis.
En cuanto a los colectivos implicados, en cinco ocasiones los brotes tuvieron lugar en residencias de personas mayores; en dos, en centros de personas disminuidas psíquicas; y las restantes, en un campamento, un colegio y un hospital de larga estancia, respectivamente.
Por último, las dieciséis toxiinfecciones de etiología no alimentaria ni por gastroenteritis agua que completan la estadística autonómica de 2011 han afectado a 449 personas, con once pacientes hospitalizados y una tasa de brote del 0,62 por cada cien mil habitantes.
En cuanto a su origen, la varicela, el sarampión y la tuberculosis están en el origen de tres de estas situaciones epidemiológicas; seguidas por la queratoconjuntivitis epidémica -en dos ocasiones-; y por la hepatitis A, la neumonía típica, la enfermedad mano-pie-boca, la salmonelosis poona y la giardiasis -con uno brote cada una-.
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